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En Confinamiento, Día 26 00:19:32 En Confinamiento, Día 26 Video Duration : 00:19:32 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 26

Hola a todos. Espero que se encuentren bien, manteniéndose seguros y bien. En medio de todo esto, del fiasco del coronavirus. En medio de los desastres que están ocurriendo. Realmente estoy aquí para hablarte de algo que es hermoso en la vida, en esta existencia. Hay muchas maneras de hablar de la misma cosa, pero si podemos comprender quiénes somos y de qué trata esta vida… Que no se trata solo de la gravedad de la situación. Como he dicho muchas veces antes, el temor no ayuda a nadie, no se logra nada con temer.

De hecho, cuando llega un problema nos desconectamos de la fuente del mismo, pero nos conectamos con el dolor de esa fuente. Así que nos gusta. Miramos la fuente del problema y decimos: “Está bien. Está creando otra cosa que es la tristeza, el dolor y el sufrimiento.” Y nos gusta esconder la cabeza en ese dolor, en ese sufrimiento.

Pero de ninguna manera quiero señalar algo demasiado intenso. Así que hoy les voy a contar un chiste. Creo que esta es la transmisión número 26. Ya va siendo hora de que nos alegremos un poco y miremos el mundo desde una perspectiva más ligera.

Había una vez un hombre sentado en un bar. Estaba muy sombrío, muy serio ahí sentado, a punto de tomarse un trago. De pronto, un desgraciado matón grande y corpulento entra al bar, toma el trago del pobre hombre y se lo bebe de un solo golpe. En ese momento, el hombre que estaba sentado en el bar perdió el control y se puso a llorar. Lloraba y chillaba. Entonces, el hombre que se había bebido su trago dice: “Bueno, bueno, bueno. Te pagaré otro, no te preocupes. Lo siento, no pensé que era para tanto.” Y el otro hombre le dice: “No, no, no. No entiendes.” “¿A qué te refieres?”

“Hoy, posiblemente fue el peor día de mi vida. Esta mañana me levanté y mi esposa me dejó. La seguí, rogándole y rogándole: por favor, vuelve, no te vayas, no me dejes. Pero se fue de todos modos. Mientras tanto, me di cuenta de que llegaba tarde a la oficina. Iba a llegar como dos horas tarde. Había puesto una tostada en la tostadora para el desayuno. Y la tostadora se había prendido fuego, así que cuando volví a mi casa después de seguir a mi esposa por la calle, rogándole, mi casa se estaba incendiando. De alguna manera llegué a la oficina y mi jefe estaba tan enojado conmigo que me despidió. Así que por último llegué a este bar, pedí esta bebida y le puse veneno para poder matarme. Y luego vienes tú y me niegas hasta esa posibilidad tomándote todo ese veneno.”

Cuando escuché este chiste, pensé: “Es un giro curioso del destino, porque ese hombre que pensó que ya estaba en las últimas se salvó. Alguien hizo algo realmente estúpido cuando le quitó su bebida y se la tomó. Ahora el otro, ese matón está a punto de tener el peor día de su vida, porque se va a morir al haberse bebido una gran cantidad de veneno.” A veces es así. Es como la comedia de errores, la comedia de las situaciones que nosotros mismos causamos.

Así que, cualquiera que sea el problema, tendrá sus consecuencias. Enterraremos la cabeza en las consecuencias de ese problema y ahora no vemos solución posible. Se pone oscuro, grave, peligroso y tú piensas: “¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer?” Pero ¿cuál era el problema, para empezar? Nadie se está fijando en el problema. Cuando te desconectas del sufrimiento, del dolor y miras el problema, lo verás de otro modo: “Puedo resolver este problema, puedo ocuparme de esto; quizá sea difícil, posiblemente tenga que esforzarme mucho más, o algo así, pero puedo superarlo.”

Y nos olvidamos del valor de esta vida. De la comprensión que debíamos tener de seguir adelante. De ser ese guerrero que puede avanzar y avanzar. De hecho, como he dicho muchas veces, no se trata de las batallas. Algunas batallas tienes que ganarlas, otras las perderás. No es un problema. Es la guerra lo que debes ganar. Tienes que ganar la guerra. Las batallas vienen y van. Algunas las ganas. Genial, maravilloso.

Algunas tienes que ganarlas. Bien. Otras las vas a perder y no importa. No hay que lamentarse en absoluto. Simplemente, seguir adelante y dar los pasos necesarios, los importantes. Y navegar, atravesar esas situaciones que llegan en la vida mirando en nuestro interior, teniendo una perspectiva completa. Sabiendo que no se trata de quedarse obsesionado con un pequeño problema, sino que siempre tienes que recordar el panorama completo de lo que significa la existencia.

Que sí, este aliento entra y sale. Sí, estás vivo. Sí, existes. Tu aliento no te juzga, tu vida no te juzga, tu existencia no te juzga. Dentro de ti aún existe ese anhelo de sentirte pleno, satisfecho. El océano de las respuestas está en ti. Tienes un millón de preguntas y si no obtienes las respuestas a ese millón de preguntas (o ni siquiera a una) te vuelves loco. La vida no consiste en eso.

Hay un océano de respuestas. No tienes que conectar cada respuesta que tengas en tu interior a una pregunta. No tienes que hacerlo. Déjalo ser, deja que las preguntas estén ahí, pero entiende que en ti hay un océano de respuestas.

Saber, conocer lo hermoso que yace en tu interior. Y luego, ver la belleza que está fuera de ti. Y tener un marco, un punto de referencia. Porque de eso se trata. Que el aliento entra y nos trae la vida. Está todo este universo expandiéndose, contrayéndose. Las olas que llegan a la playa. Ese movimiento de la vida está por todas partes. Por todas partes. Hace que todo exista. Y resulta que tú eres parte de eso. Estás vivo.

Así como están todas estas hormigas. Están vivas, tan concentradas, tan increíblemente enfocadas. Quizás no sean las más brillantes o las más inteligentes del mundo, pero están concentradas. Quizá no puedan resolver una ecuación de álgebra, ni una fórmula complicada, pero han resuelto una pequeña fórmula: el propósito de su vida en esta existencia. Y se aferran a ello. No van deambulando por ahí: “A ver esto, a ver aquello.” No, están concentradas. Avanzan, avanzan y avanzan. Fíjate en lo resistentes que son. Es fascinante.

Quiero ser como una hormiga. No, no quiero ser como una hormiga. No quiero ser como una mosca. Ni como un león, ni como un tigre, ballena o delfín. Quiero ser yo. Quiero ser un ser humano. Admiro a la ballena y a tantas otras criaturas en este planeta Tierra.

Pero principalmente, también necesito volverme hacia mi interior y admirar mi existencia. Por el hecho de que estoy sobre la faz de esta Tierra es que me debo respeto a mí mismo, me debo comprensión a mí mismo. Porque he estado persiguiendo lo de afuera, lo de afuera. Me he enfocado en lo externo: “¿qué es esto?, ¿qué es aquello”. Algún día voy a tener que tomar esa pregunta de “¿qué es aquello?” y mirarme a mí mismo: “¿Quién soy yo?”

Cuando sucede esta transformación y el proceso de conocerse a uno mismo comienza, es algo profundo. Cuando estás en marcha hacia esa parte del proceso de entender “¿quién soy?” ¿Y cómo va a suceder eso? El camino del descubrimiento de uno mismo no se trata solo de descubrirte a ti mismo, sino de todas las otras cosas que están en medio. Entre tú y quién realmente eres. Todas esas ideas que tienes sobre lo que significa conocerse a uno mismo.

Cuando aprendes a dibujar es fascinante. Las personas empiezan a dibujar y dicen: “Voy a buscar a alguien que me enseñe a hacer esto y aquello perfectamente.” Y vaya sorpresa: no es eso lo que te enseñan. Te enseñan qué significa la perspectiva, la línea del horizonte, otra línea así y otra asá. Las referencias y las líneas de fuga. Y tienes que aprender todo eso porque tiene que ver con la perspectiva.

De la misma manera, la única forma de poder aprender esas cosas es que puedas tener la capacidad, si puedes darte el lujo, de desaprender. De dejar a un lado, de soltar todas esas ideas que están mal. Que no es así como funciona. Y luego, cuando el cubo esté vacío, puedes empezar a llenarlo.

Una vez un hombre se dirigió a un maestro. Este es un cuento del budismo zen. Así que fue a un maestro zen y le dijo: “Quiero hacerle algunas preguntas y aprender de usted.” Y el maestro zen dijo: “Claro, entra. Toma asiento. Te serviré un té.” Y le dijo a un sirviente que había allí que trajera té. Lo trajo y el maestro empezó a verterlo en su taza. Continuó vertiendo y vertiendo y la taza se llenó y el té se empezó a derramar por todas partes. El maestro, muy intencionadamente continuó vertiendo, vertiendo y vertiendo.

Finalmente, el hombre no pudo aguantar más. Lo miró y le dijo: “¿qué hace?; ¿no se da cuenta de que la taza está llena, y que ya no le cabe más té?” Ese es el cuento zen. El maestro miró a la persona y le dijo: “Bueno, de la misma manera: tu taza está muy llena. Quieres aprender de mí, pero no te das cuenta de que no te cabrá nada porque tu taza ya está llena. Tu taza ya está llena.”

Hay otro cuento, es la versión india, que es muy interesante:

Una vez un hombre se dirigió a un maestro y le dijo: “Maestro, quiero aprender de usted.” El maestro dijo: “Muy bien; me encantaría enseñarte. Pero esto es lo que tienes que hacer: voy a ir a sacar agua del pozo y, mientras saco el agua, por favor, no digas ni una palabra. Voy a necesitar varios intentos para sacar el agua pero no te atrevas a decir ni una palabra. Y si puedes cumplir esta condición de no decir nada, será un placer para mí enseñarte.” Y el hombre pensó: “¡Qué fácil es eso! Eso lo puedo hacer, ¡qué fácil!”

Así que salió con el maestro, quien tomó el cubo, le ató la cuerda y lo bajó al pozo; lo subió y este hombre vio que el cubo salió con el agua, pero estaba lleno de agujeros, y cuando terminaba de salir el cubo ya no le quedaba agua. Al ver esto por primera vez, pensó: “¡Ah, bueno! ¡Esto es raro! Pero lo único que tengo que hacer es estar callado, así que permaneceré callado.”

El maestro vuelve a tirar el cubo en el pozo, lo saca, lo sube, y pasa lo mismo. El hombre piensa: “Esto es muy extraño. Lo ha hecho dos veces. Seguro que se dará cuenta de que este cubo está tan lleno de agujeros, que no le va a quedar ni una gota de agua. Y no va a poder sacar nada de agua. Pero, mi tarea es solamente estar callado, y me mantendré en silencio.”

El maestro vuelve a tirar el cubo una tercera vez y pasa lo mismo. A esta altura, el hombre está pensando: “No sé. Quizá este maestro está mal de la cabeza, no está cuerdo. Pero lo único que tengo que hacer es estar callado.” Así que se mantiene en silencio. Tira el cubo por cuarta vez; ahora no lo puede soportar, y le dice: “Disculpe señor, pero ¿no se da cuenta de que este cubo está lleno de agujeros y no puede contener ni una gota de agua?” El maestro le dijo: “Mira, solo te pedí que observaras y que no dijeras ninguna palabra. Pero no pudiste. Tu cubo está realmente lleno de agujeros. Has venido a mí para aprender, pero ¿cómo vas a aprender si estás tan lleno de agujeros?”

De la misma manera, tenemos tantas ideas preconcebidas sobre quiénes somos. Siempre digo estas tres cosas ahora: “Conócete a ti mismo, vive tu vida conscientemente y ten un corazón lleno de agradecimiento.” ¿Qué entiendes por “conocerte a ti mismo”? ¿Qué ves? ¿Ves solo tus ideas o ves un signo de interrogación: “no sé quién soy”? Porque muchas personas creen: “¡Oh!, yo sé quién soy.” ¿Quién eres? ¿Lo sabes por definición o porque lo sientes? Si lo sabes por definición no te conoces a ti mismo. Si lo sabes porque lo sientes, entonces sí te conoces a ti mismo.

Porque conocerse a uno mismo no es una definición. Es algo que se siente. ¿Y cómo es esa sensación, esa experiencia? Cuando estás enamorado de alguien y ves su cara, ¿se trata de una definición: “¡Oh, ahí va la persona que amo!”? ¿O es algo que sientes, una experiencia? ¿Es el amor una definición o algo que se siente? Cuando la madre ve al bebé por la mañana, ¿dice: “¡Ah, ahí está mi hijo!”; o lo siente?

El amor no es una definición. El amor es algo que se siente. Conocerse a uno mismo no es una definición, sino algo que se siente. Y a menos que tengas esa experiencia no te conoces a ti mismo.

Bueno, espero que se hayan reído bastante con el chiste. Y si no, por lo menos tienen algo para pensar sobre el resto de lo que dije. Conócete a ti mismo, mantente bien, mantente seguro. Sé.

Confinamiento, día 25 00:20:48 Confinamiento, día 25 Video Duration : 00:20:48 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 25

Hola a todos. Espero que estén todos bien, sintiéndose bien. De alguna manera tolerando todo este asunto del coronavirus. Que sean momentos buenos o malos depende completamente de ti. No tiene nada que ver con el coronavirus. Para el resto de la naturaleza ha sido toda una bendición que todos estén encerrados en sus casas. Y la naturaleza lo está aprovechando al máximo. Es como estar de vacaciones.

Anoche estaba pensando y se me cruzó una palabra por las ideas y pensamientos. Una palabra que no he usado mucho: pureza. Si ves la definición de pureza, es algo que no tiene contaminación. Por supuesto la definición sigue y sigue, pero es algo que no tiene contaminación, que está libre de cualquier otra cosa a excepción de lo que es. Y pensé: “Qué interesante, algo que está sin contaminación, que es lo que es en su forma más pura”.

Cuando empiezas a pensar en eso te vienen muchas cosas a la mente, como: “¡Caramba!, la vida, ¿es pura? La forma como experimento mi existencia cada día ¿es pura? ¿O está contaminada con las ideas y los conceptos de los demás? Una persona de Bombay me mandó una pregunta, la encontré ahora. He recibido muchas preguntas, me estoy preparando para contestarlas una por una. Generalmente las reservo para el fin de semana.

Su pregunta era: “¿Por qué será que la gente cree en el sistema de castas?” En el mundo se ejerce mucho apartheid (segregación racial), de una forma u otra. Como ahora, cuando la gente se enteró de que el coronavirus vino de China –bueno, vino de donde vino, me parece que a China no le hace falta esa etiqueta– Pero muchos americanos de ascendencia china, que probablemente nacieron aquí, que viven aquí, comenzaron a comprar armas de fuego. Se sintieron amenazados porque hay personas ahí afuera diciendo cosas como: “Ah, ustedes son los responsables de todo esto.” Locura total, por supuesto. Pero segregamos, vemos las diferencias, no las semejanzas: “Esa persona es de China, aquella de África, la otra de India, esta de otro lugar y así sucesivamente.” Y la pregunta era: “¿De dónde viene esto?”

Yo estaba en la sala con mi personal y hablábamos. Lancé la pregunta: “¿Cómo contestarías eso?” Nadie respondió y les dije: “Mira. Es muy sencillo. Es un comportamiento aprendido. No nacimos así, lo aprendimos.” Puedes poner a dos bebés de dos años en un cuarto y no van a decir: “¿Cuál es tu casta? ¿De qué país vienes? ¿Cuál es tu origen? ¿Eres chino, africano, americano, australiano?” Ellos simplemente van a jugar. Para ellos eres un ser humano. “Eres muy parecido a lo que soy yo.”

Así que aprendemos esto. Entonces, cuando nos vienen estas cosas a la cabeza, en ese momento, ¿nuestro pensamiento es puro? La respuesta es NO, se ha contaminado. Contaminación es contaminación. Sea positiva o negativa, es contaminación. Ya no es el pensamiento puro. El entendimiento puro de ser un ser humano. No es la pureza de cómo puedes ver tu existencia. Entran todos estos filtros: “Esto es importante, aquello es importante. Tengo que hacer esto, tengo que hacer aquello. Tengo esta relación con esta persona y esa relación con aquella persona.” Esta persona y la otra están ahí y se contaminan. Puedes decir contaminación positiva o negativa. Pero no importa. Es contaminación. Ya no es lo que representa la palabra pureza.

Pureza ¿de qué? Pureza de la vida, pureza de la existencia, de pensamiento, de sentimiento, de entendimiento, de expresión, de disfrute, de plenitud, de claridad, pureza de ti como ser humano. Pero ¿qué significan todas estas cosas que sentimos? ¿Realmente experimentamos el sentimiento como debería sentirse? Te daré un ejemplo: el sentimiento de estar vivo. Cuando sucede una tragedia decimos: “¡Dios mío! ¡Estoy tan contento de que no me haya sucedido a mí!” O nos hace ver nuestra condición y decimos: “¡Dios mío! ¡Soy tan frágil! Esto y aquello.” Y a los diez minutos se nos olvida. Lo olvidamos porque nos encontramos con algo más importante: “Hay que hacer esto, hay que hacer aquello.” Así que ese sentimiento de estar vivo, ¿seguimos sintiéndolo constantemente o se contamina?

En nuestra vida, ¿cuántas cosas se contaminan? Cuando se trata del conocimiento del ser, se contamina con las ideas de los demás. En realidad, incluso el entendimiento de la palabra pureza por sí sola, sin profundizar demasiado, simplemente por el valor que tiene, simplemente entender la pureza. Puramente. Sin tratar de darle significado ni de darle un giro, sin tratar de darle todas estas cosas. Si no, ¿de qué se trata tu existencia? El hecho de que estés vivo, de que puedas sentir, que puedas sentir la realidad. De una manera muy pura: la pureza. Tu conexión con tu creador. Pura. Y es aquí donde el asunto se pone muy, muy complicado, porque para que tengas esa conexión pura con tu creador tienes que tener un entendimiento muy puro de tu creador. Para saber cuál es ese sentimiento puro, tienes que saber qué es lo que estás sintiendo.

¿Cómo es el amor puro, el amor que no existe por alguna razón? No que ocurra durante alguna temporada o que se deba a alguna circunstancia, sino algo que sea puramente amor y que puedes sentir sin inhibición. Sin que tenga condiciones ni circunstancias: “Te amo porque...” Es muy gracioso, porque cuando los niños aman, aman. No pueden tener resentimiento mucho tiempo. Se les olvida muy pronto y siguen adelante. Por supuesto, cuando se van haciendo mayores lo llevan mucho más lejos. Pero cuando son muy pequeños y te quieren castigar como padres, te quieren decir algo feo, desagradable, por supuesto no conocen todas las malas palabras (no sé hoy en día, pero en general no saben las malas palabras); así que una de las cosas que te dicen es: “Ya no te quiero.” Y es tan adorable, porque es el peor castigo que ese niño puede darte: te ha retirado el amor ¿Cuál será la definición que ellos tienen del amor? Que es algo incondicional, porque aún después de haberte dicho “ya no te quiero”, a los diez minutos está todo bien.

Recuerdo el día que mi nieto me dijo: “Este es el peor cumpleaños que he tenido en toda mi vida.” No tenía tantos años, así que no tenía una lista larga de cumpleaños que había vivido. No era como un veterano de guerra. Y, más tarde, recibió los buenos regalos, los que él quería. Se cumplieron sus expectativas y todo bien, ahora ya era el mejor cumpleaños que él había tenido.

Andamos por este mundo y en cada interacción que tenemos, realmente lo que queremos es que se cumplan nuestras expectativas. Si el ser amado cumple nuestras expectativas: “¡Oh, eres maravilloso! Te amo.” Pero si la persona no cumple tus expectativas o hace algo estúpido o raro empiezas a cuestionar el amor. Esto es algo extraño, no es amor puro ¿Puede haber amor puro en las relaciones? No lo sé. No lo sé ¿Debería haber amor puro en las relaciones? No lo sé. Eso lo decides tú. Mi labor aquí es solo señalar la pureza del amor. Que debe haber una forma de amor que es absolutamente puro. Y mejor que lo uses también para ti, y para cualquier otra cosa que quieras usarlo. Pero mejor que lo uses también para ti. Que tengas tú ese amor para ti. Ese amor incondicional. Porque vas a necesitar ese amor.

La gente empieza a odiarse a sí misma. Ya no saben cuál es el propósito de su vida. Cuestionan todo de una manera muy rara. Y sin embargo puedes tener esa pureza del amor por el ser. La pureza de entender quién eres. La pureza del conocimiento del ser para ti. No contaminado por alguien, no importa quién fuera, ni el título que tuviera. Contaminación es contaminación y puro es puro. Así que tener un entendimiento de tu vida, de tus circunstancias, del momento en el que estás. Y entenderlo de una manera muy pura, no de que está sucediendo esto y aquello y todo esto que sucede. Porque créeme, cuando esas cosas comienzan a golpearte, las posibilidades, especialmente las posibilidades negativas, cuando empiezan a golpearte te pueden devorar. Y eso no tiene curación. No hay ninguna píldora para eso. Eso simplemente empeora, empeora y empeora.

Y esto tiene un efecto físico. Así que está el pensamiento que se ha contaminado con las circunstancias. Pero ¿cómo es el pensamiento puro? Verdaderamente, ¿cómo es esa pureza? Siento que solo el corazón puede verificar la pureza. Y no por definiciones de que esto es puro. Pero la prueba de fuego sería que el corazón diga: “Sí. Entiendo la pureza”. Y mira, si en el mundo las cosas están contaminadas, pues lo están. Pero tú sigues adelante.

Muchas personas van a restaurantes. Yo voy a veces a algún restaurante y siempre me pregunto si la comida será pura. Tú no sabes si eso que pediste, si ese pastel de zanahoria se cayó al suelo y el cocinero lo recogió y te lo puso en el plato. Eso tú no lo sabes. Pero te sientas ahí y te lo comes.

Pero el corazón, la pureza de las cosas que a mí me importan, que tienen un significado en mi vida… Que entre más fuerte y más puro sea mi entendimiento, mi sentir, mi amor, mi claridad. Que, sin excepción, si tengo la pureza de esto, estoy entonces sobre un terreno poderoso. Y tengo el poder de la pureza, tengo el poder de esa luz que brilla en mi corazón. Que brilla y ahuyenta la oscuridad de todo lo que me afecta de una manera negativa. Que esa pureza es real. Esa pureza es buena. Y la siento. Así tiene que ser. Que la sienta. Si no siento esa pureza, entonces no tengo nada. Ahora tengo que inventar definiciones de pureza en mi cabeza. Tengo que andar preguntando a las personas: “¿Esto es puro?, ¿esto es puro?” Y espero que alguien me diga: “Sí. Eso es puro.” Y entonces, tengo que creerles. No tengo otra opción.

Les tengo que creer, Dios mío. Porque si no les creo se acabó todo. Se hundió mi barco. Es entonces que tienes que saber cómo volverte hacia tu propio corazón. No a otra persona. Tu propio corazón. Porque en tu corazón es donde reside lo divino. Y por definición, es donde reside la pureza. La pureza está ahí. La pureza está en ti. Poder ver y entender lo que es eso. Poder limpiar todos los contaminantes. Tener algo que es puro.

En la India tienen estas bandejas. Ahí ponen el trigo o el arroz que están limpiando, y hacen este movimiento. Yo lo he hecho, no es un movimiento solo hacia arriba sino también un poco hacia afuera: y las piedritas tienen mayor gravedad, mayor densidad, así que van más lejos cuando haces esto. Así las eliminan. Y lo bueno es que el arroz, que es más liviano, queda ahí. Lo pueden hacer muy rápido. Cuando vas a ver, el arroz ha quedado limpio. Por supuesto, cuando el cocinero va a cocinar el arroz también tiene que ver si hay piedras ahí. Lo pone en un plato o en lo que vaya a cocinar y lo revisa muy rápidamente. Es fácil ver si hay algo oscuro porque el arroz es blanco, y si hay algo oscuro lo saca.

Nos gusta la pureza. No nos gusta el agua impura, nos gusta el agua pura. Nos gusta la comida pura. Nos gusta esa etiqueta: aceite de oliva puro, aceite de coco puro.

Pero piensen en esto. Piensen en la pureza y cómo se relaciona con tu existencia, con tu vida. Así que mantente bien, mantente seguro, sé. Nos veremos mañana.

En Confinamiento, Día 23 00:14:23 En Confinamiento, Día 23 Video Duration : 00:14:23 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 23

Hola a todos. Espero que se encuentren todos bien. Hoy se me ocurrió que podríamos hacer algo un poco diferente. Hoy me gustaría informarles acerca de lo que la TPRF ha estado haciendo desde que comenzó este asunto del coronavirus.

Se han hecho enormes esfuerzos para prestar ayuda y quisiera hacerles una breve presentación acerca de lo que la TPRF ha estado haciendo. Claro que estamos asociados con muchas organizaciones diferentes que están a la vanguardia de la lucha contra el coronavirus.

A veces todo se convierte en algo político y nos quedamos atrapados en el drama, el trauma, las noticias, y todo eso. Y es muy fácil perder de vista a los seres humanos corrientes que intentan marcar la diferencia. La TPRF siempre se ha mantenido en una plataforma especial porque no buscamos publicidad. Bueno, claro que la publicidad tiene su aspecto bueno. Es bueno que la gente sepa que existe una organización así.

Pero una de las cosas que intentamos hacer es atender los problemas esenciales y que las personas realmente se beneficien al máximo a través de las asociaciones que forjamos con diferentes organizaciones. Es decir: hay tantas organizaciones caritativas… pero muchas veces la ayuda que se supone que tiene que llegar nunca llega porque algo se pierde en el camino.

Con la TPRF he insistido en éste punto una y otra vez: que nos aseguremos de que nuestros esfuerzos, los que sean, sean bien ejecutados y que a fin de cuentas las personas reciban la ayuda intentamos darles.

Bueno aquí la presentación:

 

La Fundación Prem Rawat en pro de la dignidad, la paz y la prosperidad

Mantenerse en contacto

La TPRF presenta regularmente publicaciones en las redes sociales, artículos en la red y correos electrónicos con las últimas actualizaciones sobre todas las actividades y cómo pueden participar las personas.

La TPRF está presentando los videos llamados “En confinamiento” a nuevas audiencias, llegando a más de 2.300.000 personas hasta ahora. Y esta cifra es de hace varios días.

Estos son algunos de los comentarios que he recibido:

“Gracias por tu amor y apoyo y por tus mensajes diarios. Un abrazo.”

“Me encantan estas transmisiones. Muchas gracias.”

“Muchas gracias por expresarnos tu sabiduría, claridad y amor en estos tiempos difíciles.”

Así que la TPRF se asegura de que este mensaje llegue a las personas.

 

Ayuda humanitaria

La TPRF otorga subvenciones iniciales de más de 200.000 dólares para proveer atención médica, suministros y comida en áreas afectadas intensamente por el coronavirus.

100.000 dólares han sido otorgados a “Médicos sin Fronteras”, un cuerpo médico internacional que provee ayuda a personas en Sudáfrica, Francia, España, México, Estados Unidos y varios países más.

“El apoyo de la TPRF ayudará a nuestros equipos médicos a desarrollar una respuesta global a la pandemia del coronavirus y sus consecuencias.” Esta es una cita directa del doctor Thomas Kurmann, Director de Desarrollo de “Médicos sin Fronteras” de la unidad estadounidense.

50.000 dólares a CESVI para ayudar a las personas del norte de Italia con atención y suministros médicos.

He aquí una de las respuestas. De hecho la carta es bastante larga, les leeré una cita de la carta: “Gracias de parte de todos en CESVI por su generosa donación. No has dado la fuerza para seguir adelante en esta difícil situación. Quisiera felicitarlos por las metas que busca alcanzar la TPRF.” Roberto Vignola, Vicepresidente de CESVI.

Nosotros queríamos particularmente ayudar a Italia porque fue gravemente afectada por el coronavirus.

5000 dólares para “Calle, Paz y Respeto”, un grupo de ex-pandilleros que fueron inspirados por el Programa de Educación para la Paz a contribuir de manera positiva en su comunidad llevando alimentos a vecinos ancianos necesitados en Alpachaca, Ecuador.

25.000 dólares dirigidos a “Promesa Familiar” para proveer refugio y comidas a las familias sin techo de EEUU.

Muchas de estas cosas se ignoran y nosotros en TPRF realmente no lo queremos permitir.

25.000 dólares dirigidos a la “Cocina Central Mundial” para proveer comidas frescas empaquetadas a miles de niños, familias y ancianos que se encuentran en las comunidades más vulnerables de EEUU.

Una subvención inicial de 25.000 dólares dirigida a ayudar a las personas de Fiji a recuperarse del ciclón Harold, que dejó a personas sin refugio, alimentos o atención médica.

El asunto es que en Fiji la gente es muy pobre. Hay una isla principal en la que se encuentran Suva y Nadi, y luego está la isla grande y muchas otras islas pequeñas. Cuando suceden catástrofes naturales (y esto fue un doble golpe para ellos, no solo la amenaza del coronavirus sino también este ciclón), es realmente duro y es difícil para ellos la vida diaria. Cuando sucede algo así se vuelve extremadamente difícil. He estado en Fiji muchas veces. Son personas muy buenas y sencillas. En Fiji realmente se trata de un esfuerzo comunitario.

El grave ciclón tropical azotó el área donde ya estaban luchando para brindar tratamiento a pacientes y detener la propagación del coronavirus, como ya mencioné.

Los patrocinadores de la Fundación han donado más de 60.000 dólares para el esfuerzo de asistencia contra el coronavirus. La TPRF continuará dando ayuda a los necesitados.

Puedes contribuir al esfuerzo de asistencia contra el coronavirus en tprf.org. Cada poquito ayuda. Siempre. Cada poquito ayuda.

En 2019, más de 36.000 personas participaron mundialmente en el Programa de Educación para la Paz. En lo que va de 2020 ha habido más de 5000 participantes y se trata de la iniciativa del Programa de Educación para la Paz dirigida por TPRF.

La mayoría de los cursos del Programa de Educación para la Paz han sido suspendidos temporalmente para evitar la propagación del virus. Personas en Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Italia, Alemania, Austria, Francia, Suiza y otros países están empezando a ofrecer el curso de forma virtual por Internet. Este es otro esfuerzo comunitario que apoya la TPRF y es realmente maravilloso.

Y claro que estamos entusiasmados por tener el Programa de Educación para la Paz de forma virtual para nosotros también. Todos aquellos de nosotros que no estamos participando en ese programa en particular. Todavía lo estoy trabajando, intentando hacer una versión ligera.

En Brasil, donde acabo de estar, en las áreas rurales las personas son muy, muy pobres. Y las zonas pobres son las más afectadas, las más duramente golpeadas. En Brasil, personas de trece estados están participando de forma virtual. A la semana de haber empezado estos cursos desde San Pablo, ya hay 50 participantes por día.

Los participantes siguen invitando a más y más personas.

“Esta es la mejor parte de mi día y estoy aprendiendo mucho de mí mismo.” Esto es una cita.

Esta es otra cita: “Escuchar a Prem Rawat me ha ayudado realmente a entender mi vida.” (Profesor de Pisa).

Universidades de Bogotá, Colombia y Pisa (Italia) han ofrecido el programa de forma virtual. Nuevamente, otro esfuerzo estupendo.

En Colombia, el Ministro de Educación invitó a profesores que habían estado implementando el programa a ver estos mensajes personales dirigidos a la humanidad en la serie “Confinamiento”, animándolos a que se cuiden y se queden en sus casas.

He estado en Colombia, un país que ha pasado por muchísimas dificultades con todo el tema de las drogas, las rebeliones, esto y aquello. Hay mucho que decir acerca de la fuerza de las personas, de su motivación por salir adelante, por intentar cambiar las cosas. Porque muchas cosas vienen y van, pero las personas siguen ahí y tienen que unirse para verdaderamente producir un cambio. Es realmente maravilloso que las personas den este paso adelante.

A los participantes en las prisiones se les han dado materiales para que continúen aprendiendo.

“Estamos muy agradecidos y hallamos que el apoyo que nos proporciona es muy útil.” Esto es del Director de Prisiones en Colombia.

Nuevamente, en medio de todo este desastre –es un desastre para la mayoría de nosotros–, hay personas que ya han pasado por el desastre y están en pleno desastre. Son las personas sin techo, sin hogar. En un refugio de indigentes (de personas sin hogar) y en dos centros de rehabilitación donde el programa ha tenido éxito, el personal está aprendiendo a presentar el programa de forma virtual.

Para las personas sin techo se trata de un golpe doble: tienen que amontonarse en espacios pequeños y no pueden darse el lujo de mantener la distancia social. Es decir, ¿qué distancia social? No forman parte de la sociedad en general. Están ahí, al margen, por lo que sea que les haya pasado. Han sido apartados, marginados, y es muy considerado que la fundación TPRF esté haciendo algo para ayudarlos e incluirlos. Que todos estén incluidos, que todos reciban ayuda. Así que es maravilloso ver esto.

La TPRF da apoyo a quienes quieran aprender a ser presentadores virtuales del programa. Si quieres ponerte en contacto con ellos, el correo electrónico para pedir más información es pep@tprf.org.

Esta es una iniciativa del Programa de Educación para la Paz.

En lo referente a la iniciativa “Alimento para la Gente” se han suspendido los servicios conforme a las normas gubernamentales. La TPRF está explorando otras maneras de proveer alimentos y ayuda a las personas con necesidades urgentes, incluyendo la entrega a domicilio. Alimento para la gente ha servido más de tres millones de comidas de desde 2016, y eso es algo estupendo.

Lo asombroso es que existe una organización hermana de Alimento para la Gente en India que sigue adelante, trabajando junto con la policía y los funcionarios locales para proveer comida a las personas se llama la “Fundación Premsagar”. La RVK ha estado ayudando con eso y ha sido sumamente eficaz, asegurándose de que ocurra la distribución de los alimentos.

De hecho, tengo una presentación de esas organizaciones exactamente igual a ésta, excepto que es en hindi. Así que tendré que hacerla traducir al inglés. Pero es realmente estupendo escuchar que se han servido más de tres millones de comidas desde 2016.

La Fundación Prem Rawat nuevamente agradece a todos sus voluntarios y patrocinadores por causar un impacto positivo, ya que se trata de un impacto positivo para nuestra sociedad y el mundo en el que todos vivimos. Entonces, es realmente maravilloso ver que la TPRF está brillando en este momento.

Muchas gracias. Mantente bien. Mantente saludable. Que estés bien. Sé. Hasta luego.

Confinamiento, día 24 00:25:25 Confinamiento, día 24 Video Duration : 00:25:25 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 24

Hola a todos. Espero que estén todos bien. Los días van pasando lentamente. Pensaba: ¿qué puedo decirte que pueda mejorar o, de alguna manera, facilitarte esto? Para que puedas ver este tiempo y aprovecharlo al máximo. Porque, sean cuales sean los hechos, lo cierto es que, con este coronavirus, el tiempo que estemos con todo esto no tiene tecla para rebobinar. Es tiempo. Y es tan precioso como cuando hacemos otra cosa. Es tan precioso como cuando nacimos. Tan precioso como fue hace una década, hace un año. Y lo cierto es que, ahora que estamos en medio de todo esto, sigue siendo precioso.

Así que pensaba en cómo podemos aprovecharlo al máximo. No en cuanto a lograr algo externo o a cumplir algún objetivo, sino para que nosotros, los que estamos atrapados en esto, sintamos que lo estamos aprovechando al máximo. Que no es solo tiempo que va disminuyendo en alguna idea o concepto, en contra de nuestra voluntad, confinamiento y todo eso. Y una consecuencia lateral de este confinamiento por el coronavirus a nivel mundial es que ha sido espectacular para la naturaleza. Incluso en los parques grandes en EEUU, parques hermosos como Yosemity, las criaturas, los animales que viven ahí están tomando el control porque ya no hay personas. Tienen todo el lugar para ellos solos.

Estaba viendo un segmento de un documental hermoso donde mostraban lo preciosa que es Deli. Y yo recuerdo que en Deradun el cielo era de un color azul profundo, que aparentemente ya no puede verse. Pero debido al coronavirus, incluso en Deli se puede ver ese azul profundo, despejado.

Es una bendición para todos los animales y para todas esas cosas que tenemos por especiales en la vida. Un día hermoso, soleado, con calor. Aquí me ven con suéter, y se preguntarán dónde estoy. Bueno, aquí estoy en California, y en California del Sur hace frío. La temperatura a veces ronda por los 18º – 20º C. Así que hace frío, y cuando sopla el viento hace mucho frío.

Pero, volviendo a lo que iba, ha sido una bendición. Alguien me mandó una foto de Francia, de París, donde el río está espectacular porque no hay barcos. Está todo muy quieto, muy calmado y se ve el reflejo de las nubes. Él es un fotógrafo profesional, me mandó esta foto y es hermosa. Es algo único.

Así que, ¿a qué voy? Voy a esto: a que nosotros, los seres humanos, hacemos lo que hacemos. Lo que consideramos nuestras actividades naturales cotidianas. Y no me refiero a ir al baño, sino que tienes que utilizar el transporte para ir a tu trabajo, llegar ahí, encontrar estacionamiento. Luego todo eso a la inversa, regresar a casa. Todo este desvío: salir a almorzar, salir a esto y a aquello. Todas esas cosas que tenemos que hacer. Y cuando te tomas un descanso todo queda muy tranquilo, muy quieto, y como consecuencia de eso... Quizá no nos damos cuenta todos los días de que todas las cosas que hacemos tienen un impacto tan profundo en la naturaleza que nos rodea. Pero así es.

Así que, si ves la naturaleza como un ecosistema y que nosotros somos los recién llegados, relativamente hablando, los que estamos enloqueciendo, interrumpiendo todo. Esa sería una evaluación bastante buena de lo que está sucediendo en realidad. Porque algo se está interrumpiendo, alterando. ¿Y qué relación tiene eso con lo que quiero decir? Pues que en nuestra vida, en nuestra existencia, también hay una naturaleza hermosa que quiere ser, que quiere brotar. Y lo que aquí arriba hemos decidido que tenemos que hacer: todas nuestras pequeñas rutinas, entendimientos; todas las cositas que nos parecen tan importantes, no son más que un ruido molesto, ofensivo.

Que cuando eso se calla sucede algo hermoso. Algo hermoso brota, emerge. Salen los pajaritos. Las criaturas que son siempre tan tímidas empiezan a salir. Y ves esa vitalidad, ese brillo. Ves cómo es en realidad tan hermoso. Cuando vi esas fotos de Deli me quedé atónito, porque yo no había visto Deli así en años. Bueno, en realidad nunca había visto Deli así. Y como piloto he volado en la India y la visibilidad es siempre horrible. Ya sea que llegues en avión o en helicóptero, generalmente tienes que alejarte mucho de Deli hacia el este, y cuando te alejas empiezas a tener un poco de visibilidad. Pero, ¡en el centro de Deli ver esta belleza! ¡Vaya! ¡Es realmente hermoso!

Es algo que hacemos nosotros lo que hace que no sea tan hermoso. Así que desde el punto de vista práctico, muy práctico, es tanta la disrupción causada por esto que hacemos. Toda la contaminación en Deli hace que la gente muera joven. Afecta gravemente a los niños. Y si tomamos eso y lo aplicamos a nosotros, todo lo que hacemos sin pensar el efecto que tiene en nuestras vidas. Ahí vamos: tenemos este pensamiento, y este otro, y esta creencia, y aquella creencia. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de no conocernos? Es como contaminar esta existencia, contaminar la pureza de lo que puede ser, de lo que debe ser. Y ese entendimiento se vuelve muy confuso, muy retorcido. En este momento, debido a este coronavirus es cuestión de todo o nada. Tienes que quedarte confinado. Si no, te vas a enfermar.

Y todas las explicaciones: “Bueno, ¿y tu trabajo?, ¿qué pasa con ir al trabajo?” Pero no, no vas a ir a tu trabajo. Tranquilo, esto es más importante, que estés vivo. Y puedo añadir que es más importante que estés sano, no solo físicamente, sino mentalmente, dentro de ti. Que no te contamines con toda la contaminación que creamos, sino que tengas la claridad del entendimiento, de saber, de la alegría, de la plenitud.

A veces nos preguntamos: “¿Por qué es así?, ¿por qué es asá?, ¿por qué me está sucediendo esto?, ¿por qué me sucede aquello?” Pero nunca vemos que hemos creado dentro de nosotros un ambiente tan contaminado. Nos hemos contaminado con tantos conceptos. Y el concepto podría ser muy pequeño. La idea podría ser muy pequeña. Como esta chica en Camboya (eso fue hace muchos años, probablemente ya es adulta); pero esa chica, que en aquella época iba a la escuela, estaba destrozada porque había perdido su teléfono. Esa es la contaminación de la que estoy hablando. Eso es contaminación. Ella no tenía que estar destrozada. Podía haber seguido adelante, pero la contaminación de tantas ideas distintas… porque es tan importante, desde su entendimiento, tener ese canal de comunicación con sus amigos.

¿Eso de dónde salió? Ella no nació con eso. Poco le importaban esos amigos. Ni siquiera los conocía. Pero vamos creciendo y permitimos que entren todas estas cosas. Y crean una contaminación enorme, pero no nos damos cuenta porque estamos justificando que necesitamos estas cosas. Justificamos que esto es importante, cuando lo que es realmente importante es que estemos en esa claridad, en esa pureza de ser humanos.

Vivimos en una sociedad. Y no estoy queriendo menospreciar la sociedad. Sé que se han logrado cosas maravillosas en ella. Se han superado muchas enfermedades, se han creado muchas maravillas técnicas. Se han logrado muchas cosas. Podríamos estar a 38º a la intemperie, en un desierto, y estar frescos en el interior. Todo eso lo aprecio. Pero, junto con eso hemos permitido que entren tantas cosas que en realidad nos están haciendo daño. Y no pensamos en el daño que nos hacen, en cómo nos afectan. Como sociedad hemos logrado estas cosas. Pero también tenemos cárceles llenas de personas. Y no son personas que encontramos en Marte o en la Luna, sino que son seres humanos de esta Tierra.

Hay una historia del rey Salomón. Una vez llevaron a un ladrón ante el rey y éste preguntó: “¿Qué delito cometiste?”

“Robé pan”, contestó

El rey volvió a preguntar: “¿Por qué robaste pan?”

El ladrón le dijo: “Bueno, no tenía nada para comer, tenía hambre, no pude resistir.”

El rey decidió: “Lo que hiciste estuvo muy mal. Tendrás un castigo de cien latigazos.”

El hombre empezó a llorar y el rey le dijo: “No llores. Está todo bien. Los latigazos no son para ti sino para las personas de la sociedad que permitieron que tuvieras hambre.”

Por eso a Salomón se le conoce como “el rey sabio”. Nosotros somos parte de lo que suceda en nuestro pequeño mundo. Y en ningún momento más que en éste se puede ver la importancia de una persona. Si una sola persona del hogar; digamos que en una casa hay 50 personas confinadas y una de ellas decide romper el confinamiento y sale, esa persona podría estar infectada (no se sabe, pero podría estarlo). Entonces todos los demás van a temer a esa persona: el poder de uno. Y yo he intentado que eso les quede claro a todos. Pero creo que he fallado, no he logrado expresar el poder de uno. Pero el coronavirus lo ha hecho por mí. El poder del uno ahora se entiende claramente.

¿Tienen que suceder tragedias como esta para que despertemos? No debería ser, no debería ser necesaria una tragedia como ésta para que despertemos, para que aprendamos, para que digamos “yo me responsabilizo, soy responsable, hay algo que puedo hacer”. Siempre ha habido algo que podías hacer.

Mira, este asunto del coronavirus -y esta es una observación al margen- hace mucho tiempo estaba en Lakhna. Hace tiempo, yo era niño y me contaron la historia de un palacio que fui a ver. Era el palacio del dueño de Lakhna, aparentemente es una historia real. El dueño estaba viendo bailar a unas jóvenes, había música y estaba encantado. Llegaron los de su seguridad y le dijeron que tenía que irse, que ya habían avistado a los ingleses. Que habían visto al ejército británico. Y él respondió: no hay problema, ya lo veré más tarde.

A los pocos minutos le dijeron que el ejército había llegado a las puertas de la ciudad, que tenía que irse y sigue respondiendo lo mismo: no se preocupen, no hay problema, se van a ir y todo volverá a su cauce. Minutos después le dijeron que estaban a las puertas de palacio. Su respuesta fue la misma: bah, no pasa nada, ya se irán.

Finalmente le dijeron que estaban ya a las puertas de aquella sala y entonces fue cuando el jefe despertó de su locura, llamó a su sirviente y le ordenó: tráeme mis zapatos. Bueno, el sirviente había huido, no estaba, así que empezó a correr y los británicos le atraparon. Él les dijo entonces: si hubiera tenido mis zapatos nunca me hubieran atrapado.

Aparentemente esto fue verdad. La arrogancia, la arrogancia de la que hacía gala. Hace ya mucho tiempo: el coronavirus venía de tiempos pasados, comenzó en China y nadie le prestó atención. Esta no es la primera vez, ya hemos pasado por la gripe aviar, el SARS, la gripe de Medio Oriente, la porcina... desde hace tiempo esto podía llegar. Está el brote de Ébola al que hay que atender... Así que la posibilidad de que esto sucediera nos vino dada por muchísimas señales de advertencia.

Había muchos avisos de que algo como esto podía suceder, pero nuestra arrogancia... ¿qué hacemos? Como si no nos importara, seguimos día a día ganando dos miserables dólares que ninguno nos vamos a llevar. Toda esa riqueza que estamos acumulando ¿nos la llevaremos? Nadie se la puede llevar.

La consecuencia es que estamos perdiendo a muchas personas y es innecesario, innecesario... la cantidad de personas que han muerto innecesariamente. Muertes que se hubiesen podido evitar. Pero es la arrogancia la que no permite ver lo obvio. Y esa arrogancia que no te permite ver en lo externo tampoco te permite ver algo dentro de ti, no te permite ver que 36.500 días es todo lo que tienes aunque llegues a vivir 100 años. No te permite ver eso.

Ni te permite ver que eres vulnerable, frágil. No eres de hierro ni de acero, eres un ser humano y mientras estés sobre la faz de la Tierra serás siempre un ser humano. No importa lo que tengas en la mano, sea una metralleta o un arco y una flecha, no importa: eres un ser humano. Y mientras lo seas no debería existir una arrogancia que no te permita ver tu humanidad, tu fragilidad, lo que eres en realidad.

Es algo para pensar, porque no es que uno salga a presionar un botón. No hay ningún botón como el que utilizas para cruzar la calle, no. Son despertares... las cosas pequeñas que suceden dentro de nosotros. Y empieza a armarse el rompecabezas. Hay una imagen contenida en esos pedazos del rompecabezas y no se sabe qué es. Mirando las piezas no se sabe. Empiezas a juntarlas: unas se unen bien, otras no… Hay una imagen y cuando se arma todo el rompecabezas, sin forzarlo, lo resultante es quizás disfrutar de lo que ves.

Son esos pequeños despertares que tienen que suceder para que nos sintamos plenos, me refiero a eso, no estoy hablando de dolor y tortura, estoy hablando de alegría como ser humano. Estoy hablando de plenitud, y como seres humanos todo eso que queremos conseguir no tendremos oportunidad de conseguirlo. La historia nos va a castigar, a reprender por nuestra arrogancia.

Teníamos tanto a favor, y al final lo que sucedió fue la pandemia ¿es eso lo que queríamos? ¿Queremos que la historia nos recuerde así? ¿O queremos que se nos celebre, que se diga que estos seres humanos fueron maravillosos, que se unieron, que se habían preparado en tiempos de plenitud? Porque es en las épocas de abundancia cuando te preparas para los malos momentos, para la escasez, para la hambruna, para la sequía... en la época de abundancia te preparas para eso.

Pero cuando toda la humanidad está hundida en la codicia y no ve lo que es obvio, desafortunadamente va a ser como “si tuviera mis zapatos, nunca me hubiesen atrapado”. Yo recuerdo esa historia, era muy joven. Ese hombre... ¿de verdad era así? Y si, así era. Tanta gente increíblemente arrogante y esta arrogancia no nos va a llevar a ningún lado.

Este pequeño virus invisible nos está restregando la nariz por el suelo... y no sabemos nada. Llegamos al punto de salida, estamos a su merced, de todos los médicos, de todo lo que hay ahí afuera. El personal médico está trabajando tanto, hasta que ya no pueden más… todos los recursos de los que siempre hemos estado tan orgullosos, hasta ya no dar más de sí.

¿Es esto lo que al final hemos creado? Si es esto lo que hemos creado, entonces déjame que te diga que existe otra posibilidad, y es la posibilidad de estar pleno, de que la historia nos mire con ojos bondadosos y diga: “Esos seres humanos aprendieron algo, representaban algo, algo bueno, comprendieron su humanidad, se comprendieron a sí mismos, dieron sus vidas con conciencia y tuvieron un corazón lleno de gratitud”. Quizá sea esa una posibilidad.

Mantente bien. Mantente seguro. Sé. Hablaremos después. Gracias.

Confinamiento, día 22 00:18:27 Confinamiento, día 22 Video Duration : 00:18:27 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 22

Hola a todos. Espero que estén todos bien. Todavía está sucediendo tanto en el mundo. Pero de nuevo quisiera enfocarme en la sencillez de tu existencia. De que tú, yo, nosotros, estemos sobre la faz de esta Tierra.

¿Y qué significa? Bueno: es. ¿Es un regalo? Por supuesto, porque ninguno puso una moneda en una máquina expendedora y dijo: "Es esto lo que quiero, tocamos la tecla y aquí estamos”. Qué magnífico, porque solamente a través de la apreciación puedes comenzar a entender de qué se trata todo esto.

Ahora, ya sea que le llames "iluminación", "sabelotodo", o como la gente le llame, es simplemente una apreciación muy sencilla por la existencia. Apreciación por la vida, apreciación por la claridad, por la alegría...

Apreciación por estar incluido en esta hermosa creación de millones, millones y millones de años de experimentación. De una especie a otra especie, a otra especie y a otra. Evolucionando. Cada una de esas especies aportando algo hacia lo que finalmente somos hoy como seres humanos.

Así que esto ha permitido que sucedan muchas, muchas cosas. Recientemente, hace poco, encontraron que quizás existieron otras especies… Homo erectus, pero otras especies que vivieron con nosotros.

Y eso es alucinante. Desde eso hasta el lugar en el que estamos ahora. Todos esos cambios a lo largo de millones de años. Miles de años de cambios, cambios, cambios. Esforzándose por algo mejor, esforzándose por algo mejor. En ese esfuerzo por algo mejor nos encontramos hoy en esta encrucijada.

Y en esta encrucijada hay un peligro enorme. Una cosa es obvia: somos increíblemente frágiles. Y esto es muy obvio ahora que sucede el confinamiento: “No se puede ir aquí, no se puede ir allí”. La gente se irrita muchísimo. Suceden todas estas cosas y la gente se asusta. Los seres humanos asustados de lo que les va a suceder.

Todo eso que hemos creado a nuestro alrededor no nos garantiza nada. De repente, aquí estamos en el 2020.

Piensas que 20/20 como "visión" es una visión perfecta. Y en medio del 2020 tanta confusión, tanto temor, tanta desinformación, tanta duda. Realmente tienes que preguntarte:  "Un minuto; ¿Será que nosotros como especie, como seres humanos, marcamos una diferencia? ¿Evolucionamos de alguna forma?"

Sin embargo no hemos evolucionado. Solo si podemos aceptar esa realidad sencilla y hermosa: existimos. Y quizás externamente intentamos crear un mundo perfecto. Quizás lo haremos, quizás no.

Una de las cosas de este coronavirus: de ninguna manera parece una bendición. Pero déjame decirte, eso fue lo que hizo falta para limpiar el aire. Eso fue lo que hizo falta para darle un descanso a la naturaleza.

De repente todo lo que eran autopistas congestionadas, gases, fábricas produciendo contaminación, contaminación, contaminación… repentinamente todo se detuvo por completo.

En nuestra búsqueda del mundo perfecto hemos terminado creando, en realidad, un mundo increíblemente imperfecto. ¿En algún momento lo aceptaremos? Probablemente no. Para eso hay que tener agallas, para eso hay que tener fortaleza. Hay que tener una inmensa valentía para decir: "Sí, quizás no estábamos en el camino correcto para este mundo perfecto". Porque es todo codicia.

Sin embargo cuando te acomodas, te instalas y empiezas a ver algunos escritos de Kabir, por ejemplo, de Nanak, de tantas personas que realmente tomaron a pecho que “el estar en la faz de esta Tierra era algo más que la satisfacción de la codicia externa".

Comenzaron a mirar hacia adentro de una manera tan hermosa para decir: "No, es cierto, si quieres tener codicia, ten codicia por esa claridad. Si quieres tener codicia, ten codicia por esa plenitud, si quieres tener codicia, ten codicia por la paz".

Y sabes, es otra forma mentalidad realmente diferente, es otra forma de pensar: “Dentro de mí llevo lo más profundo. Lo busco en lo externo, trato de crearlo en lo externo".

Porque cuando la gente me habla de paz no está pensando en la paz interna, está pensando en una paz externa. ¿Puede haber paz externa? No lo sé. ¿Puede haber paz adentro? Sí, eso yo lo sé. Y esa paz que está dentro de mí es lo que hace que yo sea yo. Es eso lo que me define: mi paz. No la paz externa.

Si yo entro a un cuarto y está muy, muy silencioso, ¿habrá ruido dentro de mí? Porque el silencio de ese cuarto no me define a mí. Lo que me define a mí es la paz que llevo dentro de mí. Yo podría estar en el lugar más hermoso y sin embargo podría estar furioso dentro de mí. ¿Qué me define?, ¿la belleza del lugar en el que estoy o la furia que llevo adentro?

De alguna manera no puedo evitar pensar que es el momento de que todos nos ocupemos, nos hagamos cargo de esta idea de vivir con consciencia. Porque cada día que estemos en esta situación de confinamiento es un día para practicar vivir con consciencia. Practicar, tomar consciencia de lo que está sucediendo dentro de mí, de dónde estoy.

Sabes, cuando viene la ira… sé que cuando viene, viene demasiado rápido. Antes de que le puedas poner los frenos ya está allí y ya hizo el daño. ¿Cómo puedo impedir eso? Bueno, para llegar al punto en el que la ira pueda tomar el control tan rápidamente, eso tomó mucha práctica, eso vino por pedazos y pedacitos.

Quizás ha llegado el momento de realmente aprovechar la oportunidad y practicar otra cosa, practicar vivir con consciencia; ver, saber: “¿Qué es lo que quiero lograr? ¿Cómo utilizaré las herramientas que tengo hoy? En este día que tengo, ¿cómo utilizaré las herramientas que ya están dentro de mí? ¿Cómo convocaré la paz que llevo dentro de mí?”

Porque es demasiado fácil atribuírselo a otra persona: “Él es el que está perturbando mi paz, él es el que tiene que estar en paz". Pero no se trata de ellos, se trata de ti. Vivir con consciencia se trata de ti y no de los demás.

Y eso lleva práctica, al igual que todo lo demás lleva práctica. Si no están en forma y quieren ponerse en forma con un día no basta. Si subieron a una bicicleta estática y subieron a una cinta de correr y luego salen a trotar, la realidad es que si no están en forma no van a poder mucho de eso.

Todos saben que la repetición, la práctica (la práctica, la práctica, la repetición), eso es lo que un día los va llevar a ese nivel, a ese umbral donde pueden lograr algunas cosas asombrosas.

Pero se va a necesitar paciencia, se va a necesitar esfuerzo. Se va a necesitar ese querer, ese deseo, ese vivir con consciencia cada día. Decir: “Quiero invocar la paz en mí, quiero sentir paz en mí hoy. ¿Cómo puedo aportar a mi paz hoy? ¿Cómo reaccionaré ante todo lo que suceda hoy, desde dentro de mí?” Más importante aún, aquí dentro.

Muy, muy sencillo si lo podemos ver por partes. Hay un concepto con respecto a la paz, un concepto con respecto a ser bueno de que se logra en un instante, como un relámpago. Eso no sucede en un instante. Porque aún ser malo requiere entrenamiento. Eso llevó tiempo, ser malo. Aún ser malo tuvo que tener mucha práctica. Lo bueno va a requerir al menos esa misma práctica. 

¿Es posible? Si, pero te incumbe a ti. ¿Puedes convocar esas cosas que están dentro de ti? En una de estas charlas ya hablé de que tú te sientas cómodo contigo mismo. ¿Te sientes cómodo contigo mismo?

Porque si no estás cómodo contigo, si no estás bien contigo, si quieres ser otra persona, si te ves como otra persona y ese es tu objetivo (no tú como tú sino tú como otra persona), entonces hay un problema. Porque tú no puedes ser alguien más. Tú eres tú. Y tienes que estar cómodo siendo tú.

No con tus errores o esto o aquello, sino de la manera más fundamental y más sencilla que te puedas imaginar: estando cómodo contigo. Es eso lo que se requiere. Ese es el entendimiento que vas a tener que obtener.

Realmente veo, por supuesto, que este no es un momento agradable para nadie. Estar en confinamiento en esta situación es como estar atrapado en el tiempo, en el Día de la marmota (una película en la que se repite el mismo día una y otra vez).

En esta película ese día se repite una y otra vez. Está tan aburrido con ese día que quisiera tener otro día. Intenta hacer cosas malas.

De repente, por fin comienza a darse cuenta de que quizás va a ser el mismo día una y otra vez, pero él puede marcar una diferencia. Él puede hacer la diferencia por sí mismo. Y cuando empieza a hacer eso, sale de “otra vez el mismo día, de nuevo el mismo día, de nuevo el mismo día" y algo maravilloso lo transforma (en esta película, el Día de la marmota).

Esa es una de mis películas favoritas, así que la veo bastante. Porque a veces nos quedamos atascados: "Ah sí, es el mismo día una y otra vez, y otra y otra y otra vez".

Pero cuando miras hacia dentro y aceptas el desafío de la transformación, estás dispuesto a vivir tu vida con consciencia. Estás dispuesto a practicar vivir la vida con consciencia. Entonces va a suceder algo asombroso. Algo asombroso te va a transformar. La paz va estar tanto más cerca de ti de lo que te habías dado cuenta.

La alegría danzará en tu puerta, te tocará a tu puerta. Tu vida será agradable, gratificante. Comprenderás por qué tantos han dicho que “la vida es un regalo”. Comprenderás ese entusiasmo que tuvieron por esa paz, por esa alegría, por esa plenitud en la vida. Porque comprenderás y por fin habrás visto la vida como debe ser vista.

No la estás evaluando contra tu lista de problemas y lista de deseos… quereres, fracasos y lo que tú consideras "el éxito" sino contra otra cosa, una comparación con lo que realmente es.

Ver la vida a través de los ojos de la vida misma. Ver este mundo en el que vives, este mundo que tiene el sol, la luna, los océanos, las estrellas. Verlo todo a través de los ojos de la creación misma.

Admirar. Admirar cada día que estás vivo. Admirar cada momento que estás vivo. ¿Qué sucedería si te obsesionaras con esa admiración, si te obsesionaras con esa alegría, si te obsesionaras con esa gratitud? ¿Cómo sería si te obsesionaras con esa paz que reside y danza en tu corazón? Bueno, sería un mundo muy distinto para ti, para mí y para todos nosotros.

Gracias. Mantente seguro, mantente bien. Sé.

Confinamiento, día 21 00:24:00 Confinamiento, día 21 Video Duration : 00:24:00 with Prem Rawat

Confinamiento con Prem Rawat– Día 21

Hola a todos. Espero que estén todos bien.

Entonces, anoche de nuevo pensaba yo en el entrenamiento y el Programa de Educación para la Paz y me encontré con algo en la cabeza. Lo que encontré fue una pregunta, que resultaron ser dos preguntas. La pregunta es: "Tú, como ser humano, ¿estás cómodo contigo mismo?" Es una pregunta bastante importante, me parece.

Porque si no estamos cómodos con quienes somos… de nuevo: es algo percibido. Es un asunto de percepción. En realidad lo que tú eres es totalmente distinto. Eso es algo que hay que entender, descubrir, comprender.

Pero en tu percepción de ti mismo, ¿estás cómodo siendo tú? Porque si estás cómodo siendo tú, entonces todo este asunto del confinamiento no es problema, estás cómodo siendo tú.

Pero si no estás cómodo contigo mismo entonces esto definitivamente se convierte en un problema muy válido, porque ahora no sabes quién eres. Y como no sabes quién eres estás con un desconocido. Literalmente con un desconocido.

Y hay personas en este mundo que pasan una vida entera viviendo con un desconocido, con una persona que no conocen. Y están ahí, están ahí todos los días y lo único que hay son expectativas, expectativas, expectativas.

Esperas mucho de ese desconocido. Lo que realmente esperas de ese desconocido es lo que las personas han esperado de ti. El mundo te ha puesto encima un montón de expectativas y tú se las pasas a este desconocido con el que vives.

¿Entonces qué significa eso? Significa muy sencillamente: "Si llegaras a entender quién eres, si entendieras quién eres, no serías un desconocido para el ser". Y si no eres un desconocido para el ser, entonces fácilmente puedes decir: “Sí, es esto lo que quiero en mi vida. Así quiero ser en mi vida. Esto es lo que es cómodo para mí y esto es lo que no es cómodo para mí".

Porque en cualquier etapa del juego… cuando ibas a la escuela comenzaste con el jardín de infantes. Pasaste al primer año. ¿Cuándo pasaste al segundo año? Después de terminar el primer año.

Ahora: puede parecer inútil pasar al segundo año, porque cuando terminas el primer año te sientes muy cómodo con el primer año. Pero tienes que parar, y ahora estás listo para dar el paso siguiente.

Es como subir por una escalera. Subes el primer peldaño pones ahí los pies; una vez que estás allí entonces pones el pie en el segundo peldaño, en el tercero, el cuarto, y así vas subiendo.

Así que, antes de empezar a ponerte expectativas encima (sean tuyas o las creadas por este mundo), tienes que tener muy, muy claro que: “Sí, estoy cómodo en este nivel. Entonces podré pasar al segundo nivel".

¿El segundo nivel? Un poco más de entendimiento de mí mismo. Tercer nivel, un poco más de entendimiento de mí mismo. Es un descubrir, un proceso de descubrimiento durante el resto de tu vida.

Porque no eres estático. Estás en evolución y cambio constantes. Quieres estar inmóvil, no quieres cambiar. Y eso lo dijo Sócrates, que si consigues todo (estoy parafraseando), si consigues todo lo que quieres no vas a ser feliz. Si no consigues lo que quieres, no vas a ser feliz.

E incluso si obtienes lo que quieres no vas a ser feliz, porque va a cambiar. Y el cambio es un hecho en la vida. Eso no te gusta. Quieres estar inmóvil, quieres que todo pare. Y lo puedes ver así, lo puedes ver estando inmóvil. Quieres apreciar desde ese punto de estar inmóvil.

Entonces he aquí todo el asunto de la realidad. ¿Cómo es la realidad? Recuerdo una pregunta que alguien me hizo, fue en Portugal. Me dijeron: "Si yo llegara a saber quién soy…" (porque de eso hablaba yo en el momento), "si yo llegara a saber quién soy y no me gusta, ¿qué voy a hacer entonces?”

Así que yo contesté, di alguna respuesta. Regresé a mi hotel y empecé a pensar: “guau, yo no había jamás contemplado la posibilidad de que una persona se conociera a sí misma..."

Y no está en ningún lugar. Si lees a Kabir o lo que tantos otros han dicho, ninguno dice: "Oye, cuidado con conocerte a ti mismo porque si llegaras a conocerte a ti mismo y no te gusta lo que ves…”

Es fascinante, es asombroso. Es como… un momento: “Esa posibilidad puede existir en la mente, en la cabeza de esta persona. Pero esa posibilidad nunca ha surgido”. Porque es una conclusión inevitable que cuando te conozcas a ti mismo te va a gustar lo que ves.

Y eso es fascinante. Es fascinante entender que lo que hay ahí, lo que eres en realidad, es hermoso, es excepcional. 

Ahora, es como que tienes una pared y hay un portón enorme. Y la persona te dice: "sígueme". La persona pasa por el portón, está mirando algo que es absolutamente espectacular y te dice: “No temas, ven, ¡entra!"

Pero no te están diciendo lo que ven. Lo único que te dicen es: "Ven, entra, está bien." Y te están animando a que entres, pero no te están animando diciéndote: “Veo esto, veo aquello”, y yo me pregunto por qué será así.

De hecho, en uno de los pareados con que me encontré dice: "Cuando hablas de esta experiencia, cuando hablas de ese sentimiento de conocerte a ti mismo, es un poco como un mudo que no puede hablar y está comiendo un caramelo. Lo puede saborear y con toda seguridad lo está disfrutando. Pero no te puede decir cuánto lo disfruta ni cómo es el sabor. Lo único que te puede decir es humm, ¡qué bueno, qué maravilloso!”

Y a esto se reduce. Que la realidad, por naturaleza, es hermosa. Esta existencia, por naturaleza, es hermosa. Presten atención: esta existencia por naturaleza es hermosa. Esta realidad, por naturaleza, es hermosa. Tu vida, por naturaleza, es hermosa. Tu corazón, por naturaleza, es muy hermoso.

Así que entonces ¿por qué andan merodeando a tu alrededor todos estos otros problemas? Ah, ah… ahí está el asunto. Esa primera pregunta que hice era: "¿Estás cómodo contigo mismo?" Porque si no, quizás llevas sobre los hombros la enorme carga de las expectativas de los demás.

Pero es momento de entender quién eres tú, no todo lo demás. Tu vida entera la has pasado hasta este momento entendiendo todo lo que te rodea, todo lo que sucede. Esto es lo que aprendemos y aprendemos y aprendemos.

Y no digo que eso esté mal. No se trata de bien o mal. Hay muchas cosas que aprendemos en este mundo que por naturaleza son malas. Pero la realidad, por naturaleza, es buena. Tú, tú, como ser humano, por naturaleza eres bueno. 

Entonces está este comportamiento increíblemente aprendido, un comportamiento aprendido increíblemente pesado que tienen los demás, que tienes tú, que causa toda la fricción en este mundo. No la realidad, no la dulce realidad de quién eres: que esa respiración entra en ti, que estás vivo, que existes.

Existes por un tiempo muy finito, pero existes. Y ahí floreces, floreces. Ahí, en eso, encuentras eso a lo que no le prestaste atención.

“¿Por qué estará escondida esta realidad? ¿Por qué estará escondida esta belleza?" Perdona, no está escondida. No cabe en la imaginación que esta belleza esté escondida, que esté escondida esta alegría, que esté escondida esta claridad, que esté escondida esta paz. Simplemente tú nunca le prestaste atención. Nunca pensaste que estaba ahí. Nadie te dijo que ahí está. Nadie te dijo: "Por aquí… aquí dentro yace lo más asombroso que eres tú".

Así que, ¿será tan sencillo, tan fácil que lo único que tenemos que hacer es prestarle atención y comenzará a manifestarse y lo comenzaremos a ver? La idea es exactamente esa: "hazte a un lado".

Muchas personas me dicen: "Estoy buscando la paz". Es como… "buena suerte, así no la vas a encontrar". ¿Por qué no? ¿Por qué no debo estar buscando la paz? Porque ya la tienes. Por eso no deberías buscarla, tendrías que estarla disfrutando, tendrías que estar prestándole atención. Ya la tienes, ahí está.

Es como la persona que dice: “Mis lentes, ¿dónde están mis lentes?”, y se los puso aquí arriba. “¿Dónde están mis lentes? ¿Dónde están mis lentes?” Tus ojos no los pueden ver porque tienes los lentes encima de la cabeza.

Y la persona que te está viendo con los lentes encima de la cabeza, está como, "kkh, kkh, kkh, bueno encima de tu cabeza están tus lentes ¿Por qué los andas buscando cuando ahí están?” Y es igual, esa belleza está dentro de ti.

Y ahora, la segunda pregunta que te voy a hacer... Espero que la primera pregunta se haya aclarado de alguna manera. Pero la segunda pregunta es: así que estamos en medio de este confinamiento. No es una linda situación. Pero no es la situación sino cómo reaccionamos ante ella, ¿verdad?

Así que he aquí mi pregunta: “Dentro de poco tiempo, relativamente hablando, esto habrá pasado. ¿Qué vas a haber aprendido?”

Cuando comencé se trataba de "reiniciar". Y ¿qué fue lo que reiniciaste? Cuando salgas de esto, ¿vas a ser el mismo, vas a ser igual? ¿Estás esperando cada día que esto termine? ¿Cada día estás asustado con este asunto, cuando te he dicho que el miedo no le sirve a nadie, que eso nunca le ha servido a nadie?

Tienes que hacer algo. Y eso requiere una valentía excepcional. Sería inútil decir eso si no la tuvieras. Tienes esa valentía. Puedes dar ese paso en tu vida, puedes seguir adelante, aceptar el desafío y decir: “Muy bien. Esto no va a ser una pérdida de tiempo. Porque, Dios mío, si esto es perder el tiempo, esto es perder el tiempo multiplicado, multiplicado muchas veces". Parece rarísimo, pero esto es perder el tiempo multiplicado muchas, muchas veces".

Pero no puede ser, no puede ser. Nosotros como raza humana, humanidad, seres humanos sobre la faz de la Tierra, estamos haciendo historia. Nos tocó enfrentar algo para lo que no estábamos preparados y en cuestión de muy poco tiempo ha puesto de rodillas al mundo entero.

Algo que ni siquiera se ve a simple vista, se necesita un microscopio o algo así... Y henos aquí. Aquí estamos ¿y qué estamos haciendo?

Los gobiernos están hablando de extender el confinamiento, de hacer esto y aquello. Algunos países ya lo habrán pasado, algunas islas ya lo habrán pasado y lo van a liberar diciendo: "Está todo bien, está claro, pero no vengas acá". El mundo no va a ser el mismo por tiempo largo.

He aquí tu oportunidad. ¿Qué ves tú? ¿Qué diferencia vas a marcar en tu vida en este período de tiempo? ¿Cómo va a ser mejor para ti cuando salgas de todo esto? (Idealmente, digamos que todo está perfecto, encontrarán una vacuna, te vacunas y de ahí en adelante tienes resistencia, puedes seguir adelante y todo está bien, todo está bien.) ¿Vas a ser el mismo?

Porque si vamos a ser iguales, si no va a haber ningún cambio en los seres humanos que viven sobre la faz de esta Tierra, que comparten esta Tierra con todos... Esto es obvio: compartimos este mundo con todos. Marcamos una diferencia. Todos importamos.

Hay personas que están realmente en confinamiento y no están saliendo a contaminar personas. Sí. Estás desempeñando tu papel, ya no eres uno solo.

Cuando te quedas confinado impides que esa contaminación pase a cuatro o cinco personas directamente de ti, y luego cuatro o cinco personas por cada una de ellas a las que has infectado, y así sucesivamente. No eres uno solo.

Así que piensa cuán poderoso es esto. Lo que nos ha tocado vivir, lo que estamos pasando. Qué poderoso es esto y que podemos marcar una diferencia.

Y cada persona que está marcando esa diferencia… los que están en la vanguardia, en los hospitales, el personal de enfermería que está marcando una diferencia, los médicos que están marcando una diferencia, las personas que están marcando una diferencia.

Si podemos marcar una diferencia tan grande, imagínate cuando yo digo… y las personas siempre se ríen de mí, seguro que hoy en día todavía se ríen de mí cuando digo "la paz es posible". Hacen como "sí, sí, sí..."

Pero he aquí hay un ejemplo. La paz es posible. Somos más poderosos de lo que nos damos cuenta. Y juntos, unidos, podemos hacer cosas asombrosas.

Pero he dicho siempre que es cada individuo, la fortaleza de cada individuo lo que finalmente va a marcar la diferencia. Que no es cuestión de un gran foco, sino son todos los focos pequeños los que marcan la diferencia. Montón de lamparitas encendidas las que marcan la diferencia. Ustedes están viendo ese entendimiento de las lamparitas encendidas en acción. 

En uno o dos días voy a tener el informe de TPRF. Lo que ellos están haciendo, lo que RVK está haciendo en India y lo que está haciendo una de las Fundaciones Premsagar. Las personas que están haciendo el esfuerzo. Es un informe fascinante sobre lo que está sucediendo en este momento de coronavirus. Tendré ese informe para ustedes dentro de poco.

Así que esta es tu oportunidad de transformarte desde un lugar muy profundo dentro de ti. Es por eso que he dicho: "¿Estás cómodo contigo mismo?” Desde un lugar muy profundo dentro de ti, transformarte para siempre. No solo por este período de tiempo sino para siempre. Y si puedes transformarte para siempre, puedes transformar el mundo a tu alrededor.

Preguntas fascinantes, piénselas. Muchas gracias.

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